Para esclarecer el muy complejo y cambiante proceso de la emancipación americana, específicamente en la Nueva España, conviene realizar un análisis esquemático sobre los factores internos y externos que interactuaron para provocar finalmente una lucha trascendental en la historia de México, cuyos resultados, sin embargo, no cumplieron totalmente las expectativas y sí motivaron posteriores conflictos nacionales.
Son factores sociales, políticos y económicos que, en general, motivaron la necesidad de iniciar, tarde o temprano, una lucha contra la opresión sufrida por causa de los excesos y carencias de la metrópoli. Entre las principales causas internas que suscitaron la guerra de independencia en México a partir de 1810, destacan:
El control excesivo de la Corona sobre la vida económica y política de la Nueva España.
Las reformas borbónicas que afectaban desde el siglo XVIII a las aspiraciones de la sociedad novo-hispana (especialmente a los criollos).
El sentimiento nacionalista que expresaba una madurez ideológica y política entre los criollos. La rivalidad entre criollos y peninsulares por el control político y económico de la nación.
El descontento de sectores populares que durante siglos habían padecido injusticias como la esclavitud y la pobreza.
La falta de libertades en la Nueva España.
Después de tres siglos de preponderancia española en América, la realidad histórica de Europa era diferente a las condiciones que en el siglo XVI habían favorecido los intereses imperiales de España.
Ni la metrópoli, ni las demás potencias europeas eran las mismas hacia fines del siglo XVIII tampoco el continente americano se hallaba en las mismas circunstancias.
Entre los principales factores externos que influyeron en la emancipación americana y, en consecuencia, en la Nueva España, se deben considerar las siguientes:
La Ilustración y la difusión de ideas enciclopedistas que circularon en colonias españolas.
La revolución de independencia que en 1776 realizaron las colonias inglesas de Norteamérica.
La Revolución Francesa de 1789, acontecimiento histórico que llevó a la práctica las ideas de pensadores ilustrados y que provocó la caída del antiguo régimen absolutista.
La Revolución Industrial, ya que este proceso favorecía al liberalismo en Europa y en América.
La invasión de tropas francesas a la península Ibérica entre 1807 y 1814, lo que provocó la abdicación de Carlos IV como emperador español y de su hijo, Fernando VII como sucesor.
Dadas las circunstancias de la metrópoli y la inquietud de criollos, mestizos y otros sectores en la Nueva España, desde 1808 se manifestaron varios brotes de insurrección consistentes en conspiraciones, iniciativas locales y espontáneas. Gacetas y panfletos de todo tipo difundían ideas de libertad y noticias sobre las guerrillas españolas contra José Bonaparte. El virrey Iturrigaray intentó organizar un congreso nacional en agosto de 1808, al proclamar la soberanía de la nación en ausencia de Fernando VII. Por este motivo Iturrigaray fue destituido y procesado en España. En 1809 se designó como virrey a Francisco Xavier Venegas, quien se mostró enérgico contra los brotes de emancipación, pero no logró sofocarlos. En septiembre de ese año, José M. Michelena y José María García Obeso encabezaron una conspiración que contó con el apoyo de Ignacio Allende, pero no prosperó. Poco después, la conspiración de Querétaro representó el antecedente inmediato al estallido de un verdadero movimiento de independencia: Hidalgo, Allende, Aldama, el corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, y su esposa Josefa Ortiz planeaban una insurrección para el mes de octubre de 1810. Al verse denunciada dicha conspiración, Allende, Aldama e Hidalgo deciden adelantar la fecha para la madrugada del 16 de septiembre en el pueblo de Dolores.
El 16 de septiembre de 1810 el cura Hidalgo dio el grito de Dolores, en Guanajuato, y convocó a los sectores más oprimidos a rebelarse, pero proclamó a Fernando VII como legítima autoridad. Los insurgentes tomaron la plaza de San Miguel, El Grande, y el 21 de septiembre la de Celaya. Posteriormente entraron en Guanajuato y el 19 de octubre a Valladolid, Michoacán, donde Hidalgo decretó la abolición de la esclavitud y del pago de tributos. La toma de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato y la batalla del Monte de las Cruces, en la que Hidalgo venció a las tropas realistas del general Torcuato Trujillo, cerca de la ciudad de México, fueron episodios que impulsaron la causa insurgente al inicio de la lucha.
El movimiento iniciado por Miguel Hidalgo y Costilla pronto se extendió vigorosamente; aparecieron caudillos y promotores de una lucha con múltiples vertientes, que las tropas realistas no lograban contener. En octubre de 1810 Rafael Iriarte se apoderó de León y Aguascalientes; mientras José María González tomaba Sinaloa; Tomás Ortiz y Benedicto López, Toluca y Zitácuaro; Ávila Rubalcaba, Cuernavaca; los hermanos Villagrán, Huichapan, y el llamado “Amo” Torres, Guadalajara. En ese mismo año Ignacio López Rayón se unió en Maravatío a Miguel Hidalgo. Luego se le designó jefe del Ejército insurgente en Saltillo. José María Morelos se adhirió al movimiento en Indaparapeo, con la misión de controlar las costas del Pacífico y el puerto de Acapulco. Un aspecto importante en la difusión de ideas y noticias en la lucha por la emancipación fueron los periódicos que comenzaron a circular por doquier. El primero, quizá, entre todos ellos fue El Despertador Americano, editado por Francisco Severo, al menos desde 1811. Otro personaje que se encargó de realizar una propaganda en pro de la lucha fue el doctor José María Cos, con El ilustrador de América, en 1812. Pero la causa insurgente experimentó serios reveces que aminoraron los logros. En enero de 1811 el general Félix María Calleja derrotó a los insurgentes en el Puente de Calderón, cerca de Guadalajara. Hidalgo, Allende y Aldama decidieron buscar apoyo procedente de Estados Unidos, pero fueron sorprendidos rumbo a Monclova, procesados y sentenciados a muerte. Aldama y Allende fueron fusilados el 26 de junio de 1811, e Hidalgo el 30 de julio.
Desde febrero de 1811 José María Morelos controlaba ya Chilpancingo, apoyado por los hermanos Bravo. Otra figura importante que se unió a Morelos en la toma de Tixtla fue Vicente Guerrero. Los hermanos Galeana, miembros de las tropas insurgentes, auxiliaron a Morelos en la toma de Chiautla, Puebla, y otros sitios cada vez más cercanos a la capital. En febrero de 1812 el general Calleja puso sitio a Morelos en Cuautla, pero la resistencia organizada con disciplina e ingenio militar se prolongó varios meses. Morelos logró evacuar Cuautla y se dirigió a Chilapa. En septiembre de 1813 Morelos convocó al Congreso de Chilpancingo, ante el que dio a conocer su ideario político en un documento conocido como Sentimientos de la Nación. En este documento proponía la independencia definitiva y el rompimiento con Fernando VII; también una república tripartita, la abolición de la esclavitud y la igualdad civil ante la ley, así como la supresión de tributos parroquiales. Sin embargo, sostuvo la religión católica como culto oficial.
A finales de 1813 Morelos tomó Valladolid, Michoacán, un triunfo fácil gracias a generales como José María Matamoros y Nicolás Bravo; no obstante, el general Calleja los sorprendió entre dos fuegos y los derrotó. Perseguidos por tropas realistas, Morelos y Matamoros continuaron en retirada, sufriendo cuantiosas pérdidas, entre ellas, la muerte del propio Matamoros en febrero de 1814. Sin embargo, un mes antes se proclamó la Constitución de Apatzingán en Michoacán, pero el Congreso eliminó las tendencias radicales contenidas en el programa social de Morelos para proteger privilegios tradicionales del clero, terratenientes y militares, aunque se sostuvo la proclama de la independencia. Incluso antes de realizarse el Congreso, Morelos fue sustituido por Andrés Quintana Roo y por José María Cos. La capacidad militar de Morelos decayó tras la muerte de los hermanos Galeana, a mediados de 1814. Los esfuerzos de Morelos y de Guerrero por sostener al Congreso eran sistemáticamente bloqueados por la persecución que el general Calleja había emprendido contra los insurgentes.
Desde 1814 Fernando VII pudo establecerse como monarca español en Madrid. Con una política conservadora al estilo borbónico, suprimió al congreso liberal y anuló la Constitución de Cádiz. Además, envió numerosas tropas para combatir la insurgencia en México y otras colonias emancipadas. La caída de Morelos se vio envuelta en el clima de una contraofensiva realista; en general, la lucha popular perdió casi toda su fuerza. Francisco Javier Mina y Fray Servando Teresa de Mier planearon un desembarco en México para impulsar la lucha insurgente. Fracasaron rápidamente a mediados de 1817. La independencia de México se ahogaba y muchos rebeldes se atenían a la amnistía ofrecida por Apodaca, nuevo virrey. Salvo algunas figuras como Vicente Guerrero y el general Ascencio, quienes resistían y lograban triunfos locales y aislados, ya casi nadie continuaba la lucha. En esta etapa de resistencia y de casi extinción de la causa independentista, personajes como Nicolás Bravo, Pedro Moreno y Pedro Ascencio intentaban mantener vivo al movimiento, pero sus esfuerzos eran aislados y muy limitados.
En 1820 Fernando VII enfrentó un movimiento liberal al interior de la península. El comandante Rafael del Riega, opuesto al modelo absolutista, obligó al monarca español a restablecer la Constitución de Cádiz. Este hecho repercutió decisivamente en la metrópoli y en la Nueva España, ya que con este giro en la política española el sector conservador vio amenazados sus intereses. Iturbide, después de haber perseguido en vano a Vicente Guerrero en las montañas del sur, cambió su estrategia y le ofreció el indulto en una carta enviada en enero de 1821. Por su parte, Pedro Ascencio continuó la organización de una férrea lucha en el interior del país. Ascencio y Guerrero sostuvieron la causa insurgente hasta su consumación. Tras varias negociaciones entre Iturbide y Guerrero, ambos se encontraron en el pueblo de Acatempan y acordaron cómo lograr la consumación de la independencia, según consta en el llamado Plan de Iguala: era necesaria la unidad entre peninsulares y americanos para obtener la independencia y fundar un régimen monárquico constitucional. Durante la lucha de independencia se elaboraron documentos que definieron el rumbo del país, entre ellos están el Tratado de Córdoba, que representa el reconocimiento oficial de la Independencia de México; por lo mismo, se trata de un magno documento histórico, el fin de una lucha y la soberanía misma de la nación.
Actividad 5 Independencia de México
Revisa la información de la pagina web, ve los vídeos correspondientes a los temas mencionados en el enlace, y contesta el cuestionario adjunto a la entrada al finalizar marca la tarea como realizada en Classroom.